miércoles, 12 de marzo de 2014

¡Venezuela, despierta, es el momento!

Tengo este post y este blog en la garganta y en la mente desde hace demasiado tiempo. Una vida quizás. El lograr las cosas que desde siempre hemos creído que representan el propio éxito (Profesión, postgrado, carro, casa, matrimonio, hijos, ascensos, aumentos de sueldo, disfrutar lo cosechado, etc.) nos quita tanto tiempo, especialmente en un país como Venezuela, que nos olvidamos de ver cómo mejorar lo que vivimos día a día, como ciudadanos, en el ámbito común y mucho peor aún, nos olvidamos del cómo construir la patria que queremos para nuestros hijos y nietos, y del que efectivamente construyamos algo para que desde nuestro mecedor de abuelos podamos oír a nuestra descendencia decir a sus contemporáneos: ¡Qué orgullo saber que mi papá/abuelo/bisabuelo fue parte de la construcción de este país que tenemos hoy!

Venezuela está pasando por horas profundamente oscuras y aun no se ve con claridad el momento en que las tinieblas sean cosa del pasado, pero de algo estoy profundamente convencido: Ese momento llegará. Y me temo que mis compatriotas aun no caen en cuenta de que somos nosotros, la población venezolana, los principales responsables de que estemos viviendo estos tragos amargos. Mi ávida curiosidad por la historia, especialmente la contemporánea, me ha llevado a concluir que son estas catástrofes (fortuitas o no) las que empujan la evolución de las culturas y las sociedades; y mi más profundo deseo para Venezuela es que la dura lección que estamos aprendiendo cale en nuestra sociedad, lo convirtamos en nuestra vivencia y leyenda, y lo pasemos de generación en generación para que nunca más seamos apáticos y descuidados respecto hacia donde avanza nuestro país y sacar ese espíritu apasionado y aguerrido que es propio de los latinoamericanos pero que además ha sido herencia de Venezuela desde los propios Lanceros de Apure o los estudiantes vencedores de La Victoria sin quienes las hazañas de Bolívar o Páez no podríamos contarlas hoy, para así construir entre todos un país, sumando todos y cada uno desde nuestras multicoloridas posiciones y experiencias.  Un país para que nuestros hijos puedan hacer una vida, con las oportunidades que hemos tenido ya bastantes en el pasado y con más justicia y progreso del que hemos podido conseguir, elementos estos en los que lamentablemente hemos retrocedido.

Estoy convencido del potencial constructor, para salir adelante y para triunfar en diversas y distintas áreas que tenemos los venezolanos, no porque me lo hayan contado ni porque crea  (como decían mis abuelos) en pajaritos preñados, sino porque así lo hemos logrado, aunque ha sido mucho más en el ámbito individual y puntual que en lo colectivo. No obstante, que el éxito nos haya sido esquivos en la construcción de una patria justa y donde todos quepamos, en mi humilde opinión, tiene más que ver con no tener una visión propia y clara del país que queremos construir, un extraño deseo de querer importar recetas mágicas (comprobadas o no) para aplicar en nuestro país y en nuestra cultura, una terrible falta de disciplina (Aquel bochinche, bochinche, bochinche que tanto criticó el Generalísimo Francisco de Miranda) y una profunda crisis de autoestima cultural del venezolano, ya sea por creernos lo mejor de lo mejor (sin hacernos conscientes de nuestros propios errores) o por sentir que lo propio es siempre lo peor. Venezuela tiene todo el potencial, y además toda la responsabilidad, para dirigir sus destinos hacia lo que este pueblo desea y merece, así como para corregir el camino cuando alguna decisión tomada no sea la correcta. No existen recetas mágicas para el éxito de un país, y el trabajo que ello requiere debemos hacerlo nosotros mismos, instruyéndonos mutuamente al leer, reflexionar y compartir, organizándonos para que nuestros gobernantes escuchen genuinamente nuestras voces, proponiendo verdaderos proyectos de país y luchando para que se lleven a cabo las mejoras que llevarán a nuestro pueblo a sentir que somos dignos herederos de esta tierra tan bella en la que tuvimos a bien nacer.

Es por ello que el aporte que quiero hacer desde este humilde blog es la de estudiar, proponer y tanto como pueda influir en cada uno de mis compatriotas, rojos rojitos o azules azulitos, en hacer una propuesta del país que me gustaría tener, para que con respeto y diálogo generemos consenso respecto al que queremos todos construir. Quiero tocar muchos temas filosóficos e ideológicos, especialmente porque jamás estaré de acuerdo con que el sistema imperante se niegue a difundir los conceptos asociados a las ideologías que no comparten: Así lo hizo la democracia del Pacto de Punto Fijo con los conceptos asociados a la izquierda política, y así lo ha hecho el Chavismo con los conceptos asociados a la derecha política. No satanicemos los conceptos, entendámoslos, démosle cabida al debate, y adaptemos lo mejor de cada concepto a nuestras necesidades.

Pero como también soy Ingeniero de profesión y padre de familia que vive el día a día de este país, no puedo quedarme en ideas abstractas, y espero desde este pequeño rincón también proponer soluciones concretas para ese día a día.

¡Venezuela, despierta! Es el momento en que tú, yo, y cada uno de nosotros tiene que hacerse cargo de elevar la propia voz, aportar para la unión y la convivencia y no seguir delegando en alguien más la preocupación de construir un mejor país. No todos podremos ser gobernantes o estar al frente de los destinos del país, pero sea o no nuestro candidato quien termine llevando la responsabilidad, es nuestro deber ciudadano apoyar a nuestro pueblo para crecer como país y cultura, elevar una voz crítica cuando algo no está bien y proponer alternativas de solución para esos problemas, y finalmente luchar contra la apatía y las adversidades que hacen que las buenas cosas no terminen de pasar. Debemos acompañar a los líderes mientras evidentemente tengan su interés junto al pueblo, y demandar como pueblo a quien juró servir a la patria y no esté llenando tal juramento.

Mi pequeño aporte como venezolano será justamente elevar mi voz desde este espacio y dar cabida a otros que como yo quieran proponer cambios para una Venezuela mejor. Deseo por ello que este pequeño rincón se convierta en un centro de debates e ideas de quienes amamos a este país y estamos convencidos de que necesitamos un diálogo de consenso, de verdadero encuentro de soluciones desde los diversos puntos de vista que tenemos en nuestro país. Un diálogo inclusivo, que no tema ceder en las propias propuestas si con ello se incluye a todos, que no teme perder terreno ya que ni soy líder político, ni estoy inscrito en partido político alguno ni llevo otra cuota de poder que la de ser un votante venezolano y que busca construir la mejor Venezuela posible.

Ojalá y sea para el beneficio del país la existencia de este pequeño espacio donde pienso exponer mis ideas y concentrar mis deseos de una patria hermosa para mis hijos, y donde están invitados todos a hacer sus propuestas y mejoras para que juntos creemos esa Venezuela de paz, justicia e inclusión en la que todos queremos vivir.